Raúl Aristóbulo BRACCO

Por solidario, siempre dispuesto a servir, apoyar y contener a sus compañeros, en algún Colegio Mayor, lo bautizaron «La Madre», y así lo nombraron y así lo recuerdan quienes fueron sus compañeros y amigos en el Ateneo y la Facultad de Química de la U.N.L. Había nacido un 24 de enero de 1945, en Baradero, Provincia de Buenos Aires. Hijo único de un matrimonio bastante mayor, Aristóbulo Bracco y Rosa Lidia Marsa de Bracco, fue muy amado por toda su familia.

Tenía una malformación en uno de sus brazos, la mano pequeña, con dedos mal desarrollados, por esta situación (según contó su madre) había sufrido numerosas operaciones. Pero esta dificultad no hizo más que impulsarlo a tratar de superarse, su vida fue un constante desafío a su presunta incapacidad. Excelente alumno, su nota más baja durante el Bachillerato, cursado en el Instituto Santiago Ferrari de Baradero, es en primer año: un promedio siete en Dibujo. Excepcional en un certificado de estudio donde abundan los nueves y los dieces. Ingresó a la Facultad de Ingeniería Química de la UNL, en 1963, y cursó hasta 1968, le faltaban muy pocas materias para finalizar una carrera donde también se destacó por las brillantes calificaciones obtenidas.

Cuando llegó a Santa Fe fue a vivir a una casa del Colegio Mayor, 25 de Mayo 2522, enseguida entró también a formar parte del Ateneo, y por supuesto que en el '65, es un activo participante de lo que se llamó «el conflicto de Química», un hecho que significó un quiebre en las posturas tradicionales del Ateneo. Un gran militante, un laburador.

Lo conocí -dice Ítalo- durante una campaña, estaba en la entrada de la Facultad, subido a una escalera clavando afiches, «dejá lo hago yo», -le dije- me contestó que no, que él podía. Creo que se ofendió. En realidad era muy hábil, a pesar de sus problemas de nacimiento. En el momento más álgido del conflicto, durante una reunión del Consejo de la Facultad, los estudiantes estábamos en absoluta minoría, y estaba demostrado que los buenos argumentos no bastaban. Habíamos acordado provocar una interrupción de la luz, momento en el que desde las barras se arrojarían panfletos y bombas de humo. La Madre, muy hábil con las instalaciones eléctricas, era el encargado de provocar el corte, con dos destornilladores provocó el cortocircuito, se apagó la luz, comenzamos la acción, pero…el corte duró segundos, se quemó los dedos, largó todo y se hizo la luz…

Se enamoró profundamente de Susana Medina, «había una cierta relación, estaban conociéndose. Él iba a visitarla, los veíamos juntos. No habían formalizado todavía.» Ella, también militante de Ateneo, murió en un penoso accidente, en septiembre de 1968, una compañera de habitación había guardado bajo la cama, una valija con productos químicos que entraron en contacto y provocaron una explosión. Susana, que estaba durmiendo, sufrió graves quemaduras y murió días después. Raúl, siguió el mismo camino que sus compañeros del Ateneo, la progresiva politización mediante charlas, lecturas, debates, acciones, opción por los pobres, por el peronismo; en el marco de proscripción política y dictadura, Concilio Vaticano, Conferencia de Medellín, opresión -resistencia- violencia y surgimiento de las organizaciones armadas.

Se incorpora a Montoneros. Se va de Santa Fe. Lo matan en Córdoba, durante un allanamiento el 31 de mayo de 1972. No está muy claro qué pasó, pues fue el único muerto, quizás hizo algún gesto que los represores interpretaron como de resistencia y lo mataron. Los compañeros que estaban con él, entre ellos, Cambiasso, fueron a la cárcel.

Su memoria es recordada en una placa colocada en el Octógono de la Facultad de Ingeniería Química de Santa Fe en 1996.

La Municipalidad de Baradero construyó un memorial en la Plaza de la Memoria, donde es recordado junto a los otros seis baradenses desaparecidos.

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