María Cristina ALVIRA

Nació en Romang (Santa Fe) el 14 de mayo de 1954. Vivió en Colonia San Roque donde realizó sus estudios primarios. A los doce años debió salir de su hogar para cursar estudios secundarios en Romang donde ingresó como pupila en el Colegio Inmaculada Concepción (hoy N° 8101).

En esa escuela la recuerdan como una excelente alumna y muy buena compañera. María Cristina siempre se preocupó por los problemas sociales y la escuela donde estudiaba era caja de resonancia de lo que sucedía en el país (cursó 5to. Año en 1971) y las religiosas de la Congregación Franciscana no cerraban los ojos ante la realidad. En el hogar no faltaban las apasionadas discusiones políticas y la lectura de los acontecimientos que conmovían el país en esos años.

En 1972 comenzó a estudiar Bioquímica en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral. Rápidamente se involucró en la militancia universitaria, el trabajo en las villas de emergencia, la participación en marchas, manifestaciones y seminarios. En esos ámbitos incorporaría a su hermana Raquel en 1973.

En 1974 se pone de novia con Horacio Martínez, un estudiante de Derecho y militante de la Juventud Universitaria Peronista, con quien compartiría sus sueños hasta el final. Comenzó a trabajar en 1975 en la Universidad Católica de Santa Fe en el sector administrativo de la Facultad de Filosofía y Letras. Era muy dulce pero firme en sus convicciones. Cuenta su hermana Adriana que con la intervención de las universidades durante el ministerio de Ivanisevich comenzó la persecución política y en agosto de 1975 María Cristina y Horacio fueron suspendidos.

En diciembre se reunieron por última vez todos los integrantes de la familia, María Cristina contó que estaba embarazada y se iría a vivir a San Nicolás. Raquel volvía al campo con sus padres. Viviendo en San Nicolás nació su hijo Fernando. María Cristina escribía hasta dos cartas por semana contando cómo vivían y cómo crecía Fernando. Ambos militaban en Montoneros cuando, el 5 de mayo de 1977 María Cristina estaba preparando la comida y estando Raquel de visita, irrumpieron hombres armados y uniformados en vehículos militares y policiales, secuestrando a los tres y dejando al bebé a la familia vecina de apellido Perazzo. Al día siguiente volvieron y robaron todo lo que había en la casa, ordenando al vecino que entregara el bebé al jefe del Área militar 132 del I Cuerpo de Ejército: Manuel Saint Amant, quien dispuso que fuera llevado a un orfanato desde donde lo rescataron sus abuelos.

Allí el que era capellán del Batallón de Ingenieros, el sacerdote Miguel Regueiro, quien ofició de «mediador» para obligar a los abuelos maternos a firmar un documento que calificaba a sus hijas como delincuentes que habían abandonado al nene, bajo amenazas de impedirles que se lo llevaran. María Cristina fue asesinada el 2 de junio de 1977, junto a dos personas que estaban secuestradas en el centro clandestino de detención El Atlético.

Este vídeo realizado por los chicos de la EESN°7 de San Nicolás narra la historia de Fernando Alvira quien a los nueve meses de edad sus padres y tía fueron secuestrados, él entregado a un vecino y luego a un hogar de niños, para tiempo más tarde ser recuperado por sus abuelos.

El EAAF y el Ministerio de Seguridad identificaron sus restos a partir del análisis de una huella digital que esperó durante cuarenta años en un expediente del Consejo de Guerra.

En 2007 jóvenes de la EES N°7 de San Nicolás realizaron el documental «El tormento de Santa Rosa» en el que rescatan esta historia. Ellos terminan diciendo: «más temprano que tarde, con esta primavera sembrando memoria, cosecharemos justicia», y no se confundían.

En su memoria el Colegio Inmaculada Concepción de Romang realizó un acto en 2013.

Los responsables de su desaparición fueron juzgados y condenados en la causa «Saint Amant»

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