Catalina Juliana OVIEDO

Nació en Formosa el 3 de abril de 1952. Estudió Bachiller Pedagógico en el Colegio Santa Isabel. Ingresó a la Escuela de Servicio Social en el año 1.971.

Caty Oviedo era la hija menor de padres muy ancianos, tenía dos hermanos; el mayor, policía, y el segundo empezó en el seminario la carrera de sacerdote, luego desertó y siguió filosofía.

Ella era también, la menor en nuestra casa de estudiantes . . . muy dulce, bonita, pelito corto. Enseguida se lanzó a la militancia, quizás porque tenía gran admiración con su hermano Julio que era militante y muy comprometido . . . Él también fue muerto en la lucha. Estuvo muy cerca de Alberto Molinas.

Ella se enamoró de Daniel Ciuffo, quien estudiaba medicina en Córdoba y, rápidamente, luego de seis o siete meses de noviazgo, en idas a Córdoba se trasladó a esa ciudad a convivir con Dani, y allí comenzó a militar en el Partido Obrero (P.O.).

Tenía ocurrencias de niña, salidas graciosas y muy inteligentes, especialmente en ocasiones de tensión. Todas la tomábamos de “hermana menor “ y festejábamos todas sus ocurrencias. Constantemente el hermano nos visitaba, y ella no cesaba de preguntarle acerca del interés central que era la lucha por conseguir la justicia social. La parejita no tuvo hijos. Dejaron la carrera ambos y se trasladaron a Buenos Aires . . .

Fue secuestrada el 20 de abril de 1977, en su domicilio de Buenos Aires, fue vista en el centro clandestino de detención conocido como “el Vesubio” y apareció asesinada el 24 de mayo de 1977 en la ciudad de Monte Grande. Fue sepultada, junto a su pareja, en el cementerio de nuestra ciudad.

/ Mirtha Britos, compañera de la carrera

Su memoria es recordada en placas colectivas en la Escuela de Trabajo Social y en el Colegio Profesional de Asistentes Sociales de Santa Fe

Los responsables de su secuestro y asesinato fueron juzgados y condenados en la causa "Vesubio-Puente 12"

En el año 2000, cuando en el país regían las leyes de Obediencia Debida y Punto final, el Segundo Tribunal Criminal de Roma juzgo en ausencia los ex generales Carlos Guillermo Suárez Mason y Santiago Omar Riveros y dicto cadena perpetua porque los encontró culpables del asesinato de siete ciudadanos italo-argentinos, entre ellos Daniel Ciuffo y Laura Carlotto.

“Esta condena que es para pocos militares es para todos los genocidas, y esta justicia que es para pocos familiares es para los 30.000 desaparecidos”, dijo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas.

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