Mario NÍVOLI
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Mario Alberto Nivoli nació el 25 de Abril de 1945 en Ucacha (Córdoba), en 1966 estudió ingeniería química en Santa Fe, militaba en Montoneros y sabía que este compromiso era en esa época de mucho riesgo. Luego de un atentado a su casa y otros destinos se trasladó a Córdoba, donde finalmente lo «chuparon».
Secuestrado por personal de la 3ra sección de Operaciones Especiales OP3 La Perla, perteneciente al Destacamento de Inteligencia 141 «General Héctor A Iribarren», que dependía directamente del Comando del III Cuerpo de Ejército, llevado a La Perla, lugar en el que estuvo detenido, fue torturado y donde se perdió todo rastro de su vida, un sobreviviente de ese centro clandestino de detención, dijo que pudo ver todavía con vida a numerosos detenidos, entre ellos a «Mario Alberto Nívoli, secuestrado de su domicilio de Barrio General Paz Junior a mediados de febrero ‘77 (posiblemente el día 13) y trasladado tres o cuatro días después».
Reconstruir la memoria, reconstruir la mirada.
Soledad tenía cuatro meses cuando su papá Mario, un ingeniero químico cordobés de 28 años, fue secuestrado y desaparecido por un comando paramilitar. Ni ella ni su hermano ni su mamá, volvieron a verlo con vida. Sin embargo, en esa silenciosa batalla de los que no se resignan a lo irresignable, de los que no olvidan ni perdonan, de los que a pesar del paso del tiempo continúan buscando una explicación para tanto horror, hace tres años Soledad se volvió a encontrar con él.
«Cuando éramos chicos con mi hermano jugábamos siempre con una caja con diapositivas. Pero como no teníamos proyector, no sabíamos muy bien qué eran esos cuadraditos de plástico. En 2004 alguien se ofreció a prestarme uno y por fin vimos lo que había allí: eran fotos de mi papá, no fotos de él, sino tomas que él había hecho en distintos viajes y que nunca habíamos visto. Pero luego de verlas y volverlas a mirar, me di cuenta de que lo que había ahí era otra cosa, a lo mejor más importante: en esas fotos estaba su mirada».
A partir de este hallazgo y de esa posibilidad de «mirar con sus ojos», Soledad reconstruyó el itinerario vital de Mario. En un periplo de casi dos años, que comenzó como indagación y devino viaje introspectivo, visitó cada sitio fotografiado por Mario y allí intentó recapturar su mirada treinta años después. «Mi papá nació en Ucacha. Cuando cumplió 18 se fue a estudiar a Santa Fe. Ahí empezó a militar políticamente. Después de sufrir un atentado a manos del Comando Anticomunista de Litoral se fue con mi mamá a vivir a Concordia -cuenta Soledad-. A partir de las fotos de algunos de esos lugares que habían sido importantes para él, me gustó la idea de volver a hacer ese circuito intentando encontrar algunos de esos rastros de su vida».
Claro que en algunos casos, la experiencia marcaría un antes y un después en la historia familiar. «Durante el viaje pude conocer por ejemplo, a la última persona que lo vio con vida en La Perla. Él nos confirmó que a mi papá lo habían matado tres días después de su detención. Hasta ese momento nosotros no sabíamos si estaba muerto», explica. Con todo ese material fotográfico y emotivo Soledad decidió confeccionar un pequeño homenaje a su padre, un ensayo documental que se convirtió en muestra, y se expuso en la Facultad de Psicología de la UNR -donde ella da clases-, el 24 de abril de 2007, día del cumpleaños de Mario, y en el Museo de la Memoria de Rosario.
En el Sitio de la Memoria La Perla está el recuerdo, la fotografía de Nívoli. Cruzando la ruta, frente al ingreso del lugar, se encuentra una placa de madera que su hija una vez de paso dejó en memoria a su padre.
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la Faculta de Ingeniería Química en 1996
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la Mega causa «Menéndez III» (La Perla – Campo de la Ribera – D2)