Alberto GASET « Petiso »
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Más conocido como el “Petiso'' pero también como el “Cordobés”, Alberto nació el 24 de noviembre de 1951 en Las Varillas al sur de la provincia de Córdoba, en el seno de una sencilla familia de pueblo. José, el Gallego, como él mismo llamaba a su padre, era ferroviario y Lidia se ocupaba de los quehaceres de la casa y de sus tres hijos varones, de los cuales Alberto era el del medio. A pesar de las muchas limitaciones tuvieron una infancia felíz y ya adultos solían reencontrarse alrededor de la mesa materna y recordar las travesuras infantiles en la casa y en el barrio, algunas de las que todavía se hablaba. El “Pinocho”, así lo llamaban sus amigos y vecinos solía tener las ideas más increíbles para hacer travesuras.
Ya se mostraba en él ese espíritu místico e idealista que lo llevó a realizar su colegio secundario en el Seminario Metropolitano de Santa Fe, con miras a convertirse en sacerdote para canalizar ideales que ya empezaban a tomar forma. Pero su proceso personal se impregna también de ese otro proceso más amplio que se vivió en las décadas de los años sesenta y setenta y muchos como él, ya desde el Seminario perfilaron con mayor claridad sus ideales llevándolos a la práctica en una forma diferente a la que se habían imaginado, algunos ya como sacerdotes tercermundistas otros comenzando una militancia política que fue creciendo en compromiso y desarrollándose paralelamente a como se iba manifestando la realidad del país.
Alberto terminó el colegio secundario y “cruzó el patio”, es decir que ingresó a la Facultad de Filosofía que dependía de la Universidad Católica de Santa Fe. La elección de dicha carrera tampoco fue casual, se hallaba en una etapa de su proceso de maduración donde se daban cuestionamientos esenciales sobre el ser humano y su actitud y participación en la vida, toda una nueva perspectiva y también una nueva lectura de la realidad y del nivel de compromiso en la misma.
Ese mismo proceso se repetía y se multiplicaba ampliamente en muchos otros jóvenes de las generaciones de esos años. Así es como ya siendo estudiante universitario participa de las actividades del MEUC (Movimiento Estudiantil de la Universidad Católica) y posteriormente en las filas de la JUP (Juventud Universitaria Peronista) y de la JP (Juventud Peronista). En medio de esto, en 1972 cumple con sus obligaciones civiles haciendo el servicio militar, y ya en 1973 queda atrás su etapa como estudiante activista pasando a comprometerse total y definitivamente como militante montonero en pos de un proyecto nacional y popular.
A partir de aquí su vida se concentra específicamente en su militancia y no hay nada más prioritario para él que seguir su camino hacia la revolución. No obstante, dentro de ese marco de compromiso y con las limitaciones que ocasionaba la situación, logramos construir nuestra pareja.
El año 1975 comenzó lleno de ilusiones y buenas perspectivas: el casamiento, que implicaba más tiempo para compartir juntos, el embarazo..., pero nuestro sueño de seguir juntos detrás de nuestros ideales comienza a desvanecerse en primer lugar, con mi encarcelamiento y nuestro capítulo se cierra el 16 de diciembre de ese año con su muerte acaecida en Rosario como consecuencia de un enfrentamiento. Tenía solo 24 años. Alberto, el Petiso, murió luchando por sus ideales de lograr una sociedad más justa. Su enorme amor por la Revolución a la que llamaba su novia no decayó nunca. Y su grado de convencimiento queda demostrado con la entrega de su propia vida.
Alberto murió desangrándose en los brazos de sus compañeros, no sabemos que es lo que pensó o decidió en sus últimos minutos pues no hizo saber que estaba herido y cuando se percataron de ello ya era tarde para hospitalizarlo, la arteria femoral fue más rápida. Quizás esa haya sido su última decisión, no entregarse.
Es probable que Guillermo López Torres con el que compartió militancia, vivienda y amistad haya estado en esos momentos junto a él, al menos fue él quien posteriormente se comunicó con nuestros familiares. Hoy Guillermo figura también en esta lista de compañeros y amigos que recordamos.
Alberto vivió por y para sus ideales y permanece vivo y presente a través de su amor, de su compromiso y de su enorme grado de entrega. No le tocó vivir el después, nunca supo lo que pasó en su querida patria. Y de cuando en cuando nos surge el interrogante: ¿Cómo sería o cómo reaccionaría él ante determinados hechos o circunstancias...?
En su memoria Nilda Cáceres, Daniel y Jorge Gaset, familiares y amigos.
Fragmentos de cartas y pensamientos de Alberto:
"Sé que lo más hermoso de las pruebas de nuestro amor es esta separación que nos duele, pero asumimos en la causa de la misma, lo más puro y hermoso que tenemos y que es el ir entregando día a día parte de lo nuestro a esa causa tan linda que hemos abrazado y es allí, en esas entregas donde nuestro amor se fortalece y se hace más liberado, menos egoísta, más nuevo... No puedo evitar pensar nuestra vida lejos de nuestra muerte y espero que cumplas lo que en esos tres minutos o tres siglos que pasamos juntos te pedí......”.
Su memoria es recordada con una placa colectiva en la Universidad Católica de Santa Fe
El Concejo Deliberante de la Municipalidad de Las Varillas, incorporó su imágen junto a los varillenses detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar en el “Mural Mujeres y Hombres de Nuestra Historia” (Res. Nº 5/2020) que está en su recinto.