Julio SOLAGA
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Editorial EL PERISCOPIO - Libre de reproducirse con mención de fuente
Nació el 16 de julio de 1951 en Concordia, Entre Ríos. Vino a Santa Fe a estudiar Ingeniería Química, donde inició su militancia en el Ateneo y luego la JUP y Montoneros.
Continuó luego trabajando y estudiando en la Facultad de Ciencias de la Alimentación en la Universidad Nacional de Entre Ríos, donde fue alcanzado por la represión: el 22 de noviembre de 1976 fue secuestrado-desaparecido. Tenía 25 años
A 30 años de su asesinato se lo recordó con plenitud en aquella casa de altos estudios. En la invitación para sumarse al homenaje, puede leerse por parte de los organizadores del mismo: “No te llevaron equivocado. El país que vos y tus compañeros querían, chocaba con los designios de esa minoría inescrupulosa y criminal, que para defender sus privilegios no le importó imponer un plan de exterminio que terminó con el secuestro y desaparición de 30.000 argentinos (…) Creyeron que no quedaban huellas y no se dieron cuenta que después de 30 años siguen vivos tus sueños y utopías (y es por eso) que por este homenaje sepan, que no te olvidamos y que pedimos por tu aparición, por la memoria, verdad y justicia”.
Tuve una muy fuerte relación de militancia con Julito Solaga, pero una mejor relación como compañero. Escribir sobre su compromiso militante y su entrega quizás sea abundar, prefiero recordarlo como lo conocí y transmitir a quien quiera saberlo, que rastro dejó en mi vida haber andado con él los escasos pero intensos años de la militancia.
Su jopito, los dientes ligeramente para afuera, las chuecas, su bicicleta, su pertenencia incondicional a Boca, su vocación de 4 cuando jugábamos al fútbol (yo elegía jugar de compañero porque como marcador era muy áspero), su timidez con las chicas, su calidad para pescar en el puerto y su mano de cocinero.
Su humildad en serio, su acento entrerriano, su natural desconfianza a quien no era Ateneo, su excesiva prudencia, su imagen de militante de barrio en el frente estudiantil.Julito junto con la “Colo” Mabel Demarchi viajaron a San Jorge a avisarle a mi familia cuando nos secuestraron y esa acción fue decisiva para que nos legalizaran, dejaran trabajar a los abogados compañeros y al final nos liberaran.
A ellos dos les debo estar vivo, para mí son mis hermanos que repaso cada día cuando despierto y seguro serán los primeros que me recibirán cuando me haya ido.
/Bruno
Una anécdota
Una vez se hizo la toma de la Facultad de Ingeniería Química. Para contener a la policía dos compañeros subieron al techo y se paseaban con un “erlenmeyer” (frasco de preparaciones químicas) en la mano con un líquido adentro. Se cerraron las puertas y recién entonces llegó Julito, tarde, en su bicicleta. No pudo participar de la toma pero se quedó a mirar con su mejor cara de boludo.
Los compañeros amenazaban con tirarles “el ácido” (una semejanza moderna de las invasiones inglesas) y en un momento que la policía intenta entrar les tiran el líquido desde arriba, mojando a varios que corren espantados… era solo agua pero no sabían. Julito se empieza a reir de los canas y se deschava como parte del estudiantado y tuvo que salir disparando en la bici con toda la cana atrás…..
Concordia: una "Baldosa por la Memoria" y un mural en el lugar donde lo secuestraron (calles Damian P. Garat y Salta) lo recuerdan
“Julio vuelve a su barrio, del que nunca debería haber sido llevado, vuelve como memoria viva y testimonio de la lucha de todos los compañeros que el terrorismo cipayo quiso desaparecer. Vuelve en la memoria de los concordienses que luchan por verdad y justicia”, afirmaron desde la Asociación de Familiares y Amigos de Detenidos Desaparecidos y Ex Presos Políticos de Concordia. El trabajo fue encargado por esa agrupación a Nicolás Pasarella y su equipo. Pasarella, integrante de esta asociación, es “un incansable luchador de la memoria. Su obra muestra la magnitud increíble del horror, la injusticia y el desasosiego que provoca la violencia.”
Su memoria es recordada en una placa colectiva colocada en la Facultad de Ingeniería Química de la UNL en 1996
Los responsables de su secuestro y desaparición fueron juzgados y condenados en la causa “Harguindeguy- Entre Ríos”